La estúpida noticia de la OMS sobre elevar la edad del público que ve películas en las que salen actores fumando, llegaba ayer cual censura de la derecha más conservadora.
Personajes de hoy y de siempre, como los interpretados por Humphrey Bogart o El Fumador de Expediente X, John Slattery y Hamm de Mad Men, son algunos de los cientos que se podrían nombrar de una larga lista a los que si les quitas esa característica, pierden casi por completo su rumbo.
Se cree que en Estados Unidos unos seis millones de jóvenes hayan sido inducidos a fumar a través de películas, lo que nos llevaría otra vez a pensar que quizá quien tiene un problema con los contenidos cinematográficos son ellos, ya sea de carácter violento, sexual o el ridículo caso que nos traemos entre manos.
La gente fuma, folla, bebe y se droga. No por ello creo que deban ser todas las películas que contienen este lenguaje aptas para menores, pero sí pienso que prohibir -o más bien esconder- este tipo de hábito, no es la manera de educar a los menores. El desconocimiento es quizá el peor remedio.
Y volviendo al tema que nos ocupa, que es el cine. si prohibiís a nuestros personajes favoritos fumar, o por ello lo catalogáis de contenido "más que adulto", es posible que muchos de los personajes dejen de ser tan atractivos para nosotros como el tabaco les convierte.
¿De verdad los más jóvenes no podrán ver obras maestras como El Halcón Maltés, Casablanca o El sueño Eterno?
Vamos por un camino equivocado, amiguitos.
